Historia

No se sabe con exactitud cuando nace la cetrería, pero se cree que los Escitas que fueron los primeros en domesticar los caballos, fueron también los primeros en tener conciencia de que las aves de rapiña podrían cazar para ellos. Al ser un pueblo que practicaba el pastoreo también eran unos buenos observadores de la naturaleza y seguramente vieron más de una vez como un halcón cayendo en picado cogía una presa que curiosamente fue levantada por el mismo rebaño.

Esta relación entre el rebaño y el halcón también hizo reflexionar al pastor, que seguramente tuvo la oportunidad de cojer alguna presa que una vez golpeada por el halcón cayó muerta o herida y éste la recogió como un regalo de la naturaleza.

Fue así, con la observación y con el fruto de la casualidad como se forjó un pequeño vínculo entre el hombre y el halcón. Un día sucedió por suerte, pero esa ventaja para la rapaz supuso un efectivo método de obtención de caza.

Esta simbiosis entre el hombre y el halcón desembocó en una relación más estrecha cuando pudo cojer alguna cria y amaestrándola, consiguió la más perfecta y natural arma de caza, el halcón. Este hecho desembocó en lo que siglos más tarde se dió en llamar el Arte de la Cetrería.

En la Península Ibérica la cetrería llegó a través de dos corrientes: una a través de los bárbaros del norte de Europa, que introdujeron la cetrería con aves de «vuelo bajo», una modalidad más sencilla de caza, y otra corriente que fue la que emanó de los paises árabes y que fue la que introdujo la caza por «altanería» o «vuelo alto» practicada sólo con halcones y en la que el uso de la caperuza es indispensable. Este és el utensilio más emblemático usado por la cetrería, donde reside la gran diferencia entre la refinada cetrería árabe y la cetrería rústica de los pueblos del norte a los que les era completamente desconocida esa pequeña capucha de cuero.

Fue a partir de esta época cuando la cetrería comenzó su auge hasta límites insospechados donde cada rey, noble o hidalgo, quería se dueño del mejor halcón o azor.

Así dice un romance de la época: “Llevaba D. Fernando un mudado azor, no había en Castilla otro tal ni mejor y un caballo que dicen de Almanzor…”

La época dorada de la cetrería durante la Edad Media duró varios siglos, hasta la introducción de las armas de pólvora en la caza. Fue esta, sin duda, la que hizo que paulatinamente la cetrería fuese desapareciendo, siendo pocos, los nobles principalmente, los que siguieron manteniendo grupos de halconeros para que este ancestral deporte no desapareciera totalmente.

Aún así casi desaparece, a no ser por el afán de algunas personas que seguian manteniendo a nivel privado la esencia de este Arte, la caza con aves de presa.

La cetrería en el siglo XX resurge y fue la crianza en cautividad de las aves rapaces el cambio más significativo que tuvo lugar. Gracias a esto multitud de aves fueron recuperadas del fatal destino al que estaban abocadas, la extinción.

Es a partir de aquí cuando la cetrería toma un rumbo muy diferente al que le precedión, desarrollándose nuevos campos de trabajo que aseguran que la Cetrería como Arte perdurará en el futuro.